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jueves, 17 de julio de 2025

[Página 42] Circo. La troupe y el maestro del espanto - J.J Tapia

Ya mismo salte de las redes y chats. Quédate fuera de línea por si recibes mensajes de Gyula, Endre o de alguien más de la troupe.—¿No te parece que si buscaran eso ya nos lo hubieran hecho? — plantea para que no la obligue a desconectarse.—No. Apenas exploraban una pista. Y no la van a dejar después de la cara que pusiste frente a la casaca de rombos. Ariadna maldice de nuevo el no haber disimulado mejor.-¿Y cómo les avisamos? - pregunta resignada. -Desde un teléfono público lejos de casa - con eso cierra toda posible conexión, y en Ariadna, la esperanza de saber qué pudo haberle escrito Tamara. 
Emma se ocupa de contactar al circo y lo hace como dijo, en una gasolinera en la otra punta de la ciudad y con la persona de mayor confianza de la troupe. 
-¡Hola!-¿Emma? - A Gyula le cuesta reconocer la voz en el saludo, pero lo intuye. -Umm...No. -Se niega a dar nombres-. Solo una joven que soñaba con Romeo subiendo hasta el balcón para que al final se le cayera del techo - anécdota risueña de la juventud a poco de conocerse, cuando el circo estaba por un pueblo perdido de Brasil y ella vivía allí con la familia por el trabajo del padre. -Tu esperabas la llega de Romeo, y yo era Tarzán, ¡ja, ja! Me alegró  tanto de saber que le contaste cómo nos conocimos. -Lo sentí  necesario. Para reconciliarme por lo que le oculté tontamente durante la infancia y po ese estúpido rencor contigo. -No merecía otra cosa. - Un breve silencio ocupa la línea, y en ambos lo prefieren como respuesta-. ¿Cómo están y a qué se debe la sorprendente llamada?Emma se tienta por soltarse a conversar. En once años no pudo hacerlo. Cada uno rehízo su vida, pero también siente que le quedaron tantas cosas por descubrir en aquel ser elemental que amó y que, luego de tomar distancia, nunca se lo pudo explicar. 


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