Eso era un alivio. La señora Herrero pidió que Ana participara en una videollamada con el resto de los miembros de ese pequeño lobby. Efectivamente, todas eran mujeres con pequeños negocios rurales: tiendas alojamientos rurales, puestos de alquileres de bicicletas, quads, canoas y otros artículos de aventura, etc. A todas les parecieron aceptables las condiciones, a pesar de que a alguna se le hacía cara la tarifa, y dieron el visto buena para el comienzo de la investigación. Carolina se despidió sin aceptar la invitación de Ana a tomar algo, ya que tenía que volver al pueblo antes de anochecer, y marchó enseguida después de firmar los papeles del contrato.
Ana se quedó sola, y le entró vértigo. Efectivamente, contra lo que se iba a enfrentar no eran aspas de molino con un bonito fondo verde. No era una pequeña e inocente empresa familiar llena de ilusión por mejorar el futuro de una zona rural. Era un gigante financiero con muchos y largos brazos, capaz de cambiar voluntades y convertir crímenes ecológicos en bondades y al revés, con el único objetivo de sanear sus balances o incrementar sus beneficios.
Pero solo quien se arriesga es la que puede conseguir el triunfo. La que escarba encuentra, aunque pueda quedar sepultada en la tierra que remueve. Aquella era una oportunidad para hacerse un nombre de investigadora, y solo una fracasada la desaprovecharía. Y ella quería labrarse un nombre, uno que fuera reconocido allá donde fuera pronunciado, independientemente del acento.
Y sabía dónde empezar a labrar su futuro en aquel caso. Su primera visita en su investigación sobre la mina de uranio sería una de las principales fuentes de información local, que conoció durante sus estudios universitarios y que quería mantener cerca, No era otro que Carlos Fuentes, periodista en "El Adelantado de Salamanca", periódico de larga tradición local y, no por casualidad, propiedad de la familia Martínez.
Carlos había sido compañero de Ana en el máster de detectives. Él no venía de la criminología ni del derecho, como Ana. Él hizo el máster como una especialización de sus estudios de periodismo, con la idea de convertirse en una periodista de sucesos, investigación y crónica negra.