sábado, 16 de mayo de 2015

[Página 42] Metamorfosis

Al final, el anciano ladró una pregunta. La jefa reflexionó antes de responder. Luego, desvió su mirada de la robot casi desdeñosamente. Se dirigió al frente de la manada y aulló. Volvían a estar listos para reanudar la marcha.

Esta vez los jóvenes porteadores aguardaron a que la robot les adelantase. Toda la manada la dejó pasar en dirección a la jefa. El viejo de la manada se colocó a su lado. Poco antes de salir del claro, el viejo señaló el cuerpo destrozado del reptil.

-Hrrringa- gritó guturalmente.

-Hrrringa- repitió la robot, señalando también el cuerpo del reptil.

Hrrringa: ser-reptil. ¡Qué palabra tan extraña!

El viejo asintió. Sus ojos, reumáticos e inyectados en sangre, se estrecharon de placer cuando la manada empezó a avanzar.


Cuando hicieron un alto para dormir, ya de madrugada, la robot había aprendido varias palabras más.



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