viernes, 31 de agosto de 2018

[Página 42] Haru

-El maestro Sho me ha dicho que hoy encontraría una salida.
-¿Y la has encontrado? - Kimitake pregunta mientras se peina con los dedos la larga melena negra y piensa qué debe de querer decir hallar una salida gracias a la meditación. ¿Un nuevo camino? ¿La solución a un problema?

Yasunari niega con la cabeza, pero contesta:
-Puede que sí.
-La meditación es un fuerza interior que no deja entrar ni salir nada -aclara Fuyuku-. Los hombres de mi familia hablaban a menudo del tema. El control proviene de la energía en absoluta quietud. 

-¿La energía en absoluta quietud? -repite Shizuka; entrecierra los ojos, muy oscuros, de pestañas largas, y se aparta el flequillo, que tantas veces se los tapa, con un gesto delicado de las manos. Después de un suspiro que se puede atribuir tanto a la tristeza como a la desgana, dice-: Quizás es el concepto al que se refería mi padre cuando decía que la acción provenía de la quietud, porque del movimiento solo podían derivar reacciones.

Fuyuku asiente con entusiasmo, un entusiasmo que no le pasa desapercibido a Kimitake, quien, para contrarrestarlo, se ve obligado a intervenir:
-El padre de Shizuka era un sabio, no hay duda. Y su hija es una digna descendiente. 
-Si todos los hijos fueran dignos descendientes de sus padres, los tuyos no serían maestros, Kimitake -ríe Fuyuku y obtiene, como premio de consolación, una falsa sonrisa de Shizuka, que no ha disfrutado en absoluto del comentario que acaba de hacer. 

Itachi observa, después de soltar su entrecortada tos: 
-Deberíamos preparar la cena. Nos toca - se dirige a Fuyuku y a Shizuka.
-¿Tú meditas, Fuyuku? -quiere saber Takara. 

Fuyuku no contesta. Se da media vuelta y enfila hacia la cocina, seguido por Itachi y Shizuka. Takara deduce que la respuesta correcta sería no y que Fuyuku, que no puede mentir, ha preferido callar. 

Al contrario de lo que suele pensarse, la verdad llega cuando uno se queda quiero para que lo encuentre. 


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