martes, 6 de agosto de 2024

[Página 42] Horda - Ricardo Menéndez Salmón

 VI

Caminó hasta agotarse.

Desde la atalaya donde había enterrado al mono, en vez de regresar a la ciudad tomó el camino que circundaba la bahía y dibujaba una cicatriz junto a la costa. Siempre con el mar a su izquierda, como una promesa, se lavó manos y rostro en los pozos del viento. El frío limpió sus rutinas. Incluso se esforzó por mirar a los ojos de quienes se cruzaban en su camino, aunque los paseantes rehuían el contacto.

Tras cubrir los quilómetros de senda asfaltada y ascender la joroba de la última colina, antes de llegar al gran bosque de eucaliptos y a la pequeña cala que marcaba el final del camino, contempló el pecio anclado como un objeto venido de un mundo extinto, la quilla que apuntaba al cielo con absurda constancia. 




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