-Pero, por todo lo que sabéis, ¿se reproducen por apareamiento? ¡O por mitosis!
Su tono era desdeñoso, y Libo no respondió con rapidez. Pipo sintió como si pudiera oír los pensamientos de su hijo, reestructurando una y otra vez su respuesta hasta que ésta fuera amable y segura.
-Ojalá nuestro trabajo se pareciera más a la antropología física -dijo-. Entonces estaríamos más preparados para aplicar tu investigación sobre las pautas de vida subcelulares de Lusitania a lo que aprendemos de los pequeninos.Novinha parecía horrorizada.
-¿Quieres decir que ni siquiera tomas muestras de tejido?
Libro se sonrojó ligeramente, pero cuando contestó,, su voz continuó tranquila. Pipo pensó que el muchacho no cambiaría de actitud ni ante un interrogatorio de la Inquisición.
-Supongo que es una tontería - dijo Libro-, pero tememos que los pequeninos se preguntarían por qué tomamos pedazos de su cuerpo. Si uno de ellos enfermara después por casualidad ¿pensarían que nosotros causamos la enfermedad?
-¿Y si tomarais algo que ellos sueltan de forma natural? Se puede aprender mucho del pelo.
Libo asintió; Pipo, que observaba desde su terminal al otro extremo de la habitación, reconoció el gesto: Libo lo había aprendido de su padre.
-Muchas tribus primitivas de la Tierra creían que los despojos de sus cuerpos contenían parte de su vida y de su fuerza. ¿Y si los cerdis pensaran que estamos practicando magia contra ellos?
-¿No sabéis su lenguaje? Creía que algunos de ellos hablan también el stark.