No merecía la pena quedarme para seguir la investigación, estaba completamente segura de que no iban a descubrir quién era el asesino, a pesar de que estaba muy intrigada por ese detalle.
Me metí las manos en los bolsillos y comencé a andar a paso ligero hacia las afueras. Observé que las calles estaban repletas de madres haciendo la compra y de adolescentes charlando animadamente, algunos de ellos cogidos de la mano.
Eso hizo que me preguntase a qué día estábamos. Ver a esos chicos me hizo supones que debía de ser fin de semana ya que, de lo contrario, tendrían que estar en el instituto. Aunque quizás había dormido mucho tiempo de más y ya era por la tarde. O, posiblemente, considerando el tiempo que había pasado desde que me marché de casa, habían dado las vacaciones de Navidad.
Por primera vez desde que me levanté, me fijé en que las farolas estaban plagadas de copias de un cartel grande y blanco con una imagen de un chico. Me detuve con curiosidad. ¿Sería la imagen de Juan? No tenía sentido. Nunca había escuchado que, después de un asesinato, la policía colgase información sobre la victima. De modo que, aún un poco indecisa, me acerqué a una de las pancartas.
Si, era un chico.
Pero no reconocí en él al muchacho al que habían matado: este era prácticamente de mi edad, con el pelo hasta los hombros de color zanahoria y liso. Sus ojos, grandes, redondos y verdes, hacían un contraste extraño con el color de su llamativo pelo. Aunque era una fotografía, se podía apreciar sus muchas pecas sobre las mejillas y la nariz.
Leí con interés el pie de la página: "Robert Mohín Pérez, 17 años. Desaparecido el 14/12/2013. Si poseen información sobre su paradero o lo han visto, llamen a la policía".
De modo que un chico de diecisiete años había desaparecido en el pueblo. Fruncí las cejas pensando que era muy extraño que hubiese ocurrido justo cuando Saúl aparecía, aunque seguramente solo había sido casualidad... o, al menos,eso esperada.
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