-No creo que nunca más vuelva a acercarme a la salsa de soja -le dijo Takuma-, pero ya estoy algo mejor. Ya no tengo ganas de echar las tripas.
-Entonces coloca la bandera en el tejado. Se cayó con el monzón. Papá intentó ponerla, pero...
-El vértigo, ya -dijo Takuma, y subió escaleras arriba a buscar la bandera.Era el momento perfecto. Nunca se me presentaría una ocasión mejor. Con una excusa muy pobre (papá y mamá, de todos modos, sabían que yo no podía tramar nada bueno), fui tras mi hermano.Takuma ya estaba en el tejado, de modo que solo me hizo falta sentarme en el alféizar de la ventana para quedar a su altura.
-¿Qué pasa los miércoles?
Takuma dio un respingo que casi lo hizo resbalar. Las tejas, plateadas debido al rocío, apenas brillaban bajo la luz de la luna. Era una noche muy muy oscura.
-Sales todos los miércoles por la noche, incluso hoy. ¿Qué pasa? ¿Es que tienes novia o qué?
-Tengo siete novias -dijo Takuma, colocando la bandera-, una para cada día de la semana, pero la de los miércoles es mi favorita.
Balanceé los pies. La calle estaba tan silenciosa que solo se escuchaban las inspiraciones de Takuma, el goteo de un grifo y el ulular del viento.
-¡Ja! No te esfrozarías tanto por una chica, figurín. Apuesto a que tienes un secreto.
Takuma dio una palmada al aire. La bandera ya estaba asegurada y ondeaba débilmente con la brisa nocturna. En la oscuridad, el blanco y el rojo parecían más poderosos que nunca.
-Técnicamente - dijo, sentándose junto a mí en el alféizar-, todos nosotros tenemos un secreto. Los cuatro. Lo de la soja, ¿sabes? No puede salir de aquí. Además de..., bueno, ya sabes.
Ya sabes.
No conocia este libro ;)
ResponderEliminarLa verdad es que ha pasado a ser de mis favoritos
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