sábado, 24 de enero de 2015

[Página 42] Wild Boy

 Había quienes gritaban tras máscaras de carnaval –monstruos con plumas negras o espeluznantes caras blanquecinas con largas narices retorcidas-. Otros se apoyaban en los puestos de bebidas, vaciando a grandes tragos vasos de cerveza y pintas de ginebra. Las casetas de baile se movían y palpitaban al ritmo de los violines, mientras pandillas de rufianes merodeaban por el camino, golpeando sombreros y gritando.

Wild Boy solía contemplarlo todo a través de una grieta de la pared, sentado durante horas. Era el único momento en que se relajaba –olvidando su propia vida y observando la de los demás-. En ocasiones, sentía como si saliera flotando por la grieta y se mezclara con aquel espectáculo, viéndolo todo…


Pero aquella noche no podía tranquilizarse. No solo por la pelea durante el espectáculo, sino por el lugar en el que se encontraban. Greenwich estaba cerca de Southwark, y de su antiguo hospicio. Aún le dolía recordar todas las veces que habían acudido extraños a su cuarto para contemplarlo. En cada ocasión, la esperanza de que hubieran ido a ofrecerle una vida diferente, una vida normal, le había desbocado el corazón. Pero en realidad, habían pagado al señor Bledlow para ver al bicho raro. Y hoy se había dejado arrastrar de nuevo por aquella misma fantasía estúpida. Ya debería haber aprendido la lección. 



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