Había quedado en ir a buscar a Roberta. El último día había tenido problemas para pasar la seguridad y tuvo que pasar dos horas retenida en el control de seguridad del edificio. No la dejaron pasar porque no les convenció mi credencial de acceso. Al fin y al cabo, pese a mi dinero y a mi fama, seguía siendo un ciudadano con un visado de clase B que no hacía más que invitar al edificio a mugrosos de la ciudad. No les gustaba. Por lo general, era yo quien iba a buscarlas a sus casas para evitar ese problema, porque nunca me dirían nada a la cara, eran muy civilizados. Recordaba bien sus miradas en el ascensor las primeras semanas, hasta que adopté sus costumbres y su acento seco y formal. Sus gestos, su lenguaje no verbal, pensado para la máxima cortesía sin contacto.
jueves, 20 de febrero de 2025
[Página 42] 11,4 Sueños Luz - Nicholas Avedon
RECUERDOS DE FAMILIA
Era extraño volver a verla bajo el calor abrasador de aquel día. La luz natural no le favorecía en absoluto. Bajo el sol era simplemente una mujer joven más. Cuando volvió su rostro hacia mí y me reconoció, no sonrió, pero algo imperceptible en ella cambió. Utilizó las arcaicas maneras francesas de hacía siglos para saludarme y nos acomodamos en mi vehículo. El viaje hacia mi apartamento fue incómodo como en otras tantas ocasiones. Sabía que el lujo de aquel vehículo era excesivo para la mayoría, habituadas al hacinamiento del transporte público, a las multitudes sudorosas y a los empujones. Lo peor era la mirada de los cientos de mendigos en las intersecciones tras las rejas que protegían las vías de pago.
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