-Ya te dije. Ariadna cumplió dieciséis y creo que será mejor aprovechar el tiempo en que no tiene escuela. -Vuelve hacia ella con la mirada para que deje de evitarlo.
Emma prefiere dar vueltas en la biblioteca en un intento por ordenar la mente. Toma un libro y lo coloca en el anaquel para después virarse hacia él más segura.
-Me tomó mucho tiempo, luego que dejamos el circo, lograr que aceptara que no estaría más con su padre y su abuelo. Y llegó un momento en que ni preguntaba por ustedes. Por eso, cuando lo conseguí, no podía volver a traerle algún comentario sobre el tema. Habría sido una tortura.
--Algo de eso pensé al ver nuestro contacto más esporádico -reconoce-. Asumí que las pocas veces que conversábamos te asegurabas de que no supiera de nosotros. Y por lo mismo eludiste mis intentos para verla. -Deja las miradas de ambos en pausa --. No te culpo. Pero, entonces, ¿por qué pensaste en buscarme ahora?
--Sabes que siempre fue de las mejoras de la clase. Pero este último semestre fue terrible. No sabemos si tiene que repetir curso en verano. Pensé que el problema de la rebeldía y rendimiento era la nueva familia y el que me casara con David, pero, al confesar que llevaba varias semanas sintiéndose mal por las tardes, que perdía la memoria y que tenía sensaciones extrañas... --Suspira y para Endre no es necesario que continúe.
--¿Tenías la esperanza de algo diferente? ¿Creías que nunca nos necesitaría?
Emma recorre estanterías de libros contra la pared como si buscara una puerta secreta para escaparse.
--Voy a por tu café.-- Simula no haber escuchado y se va a la cocina.
Endre se queda solo más de lo esperado. Se entretiene con la misma biblioteca por la que se escapó Emma, pero no con libros, sino con retratos de Ariadna.
¡Hola!
ResponderEliminarPues no conocía el libro, así que me ha gustado leer este fragmento y lo tendré en cuenta para investigar más sobre él.
Un abrazo
A mi me ha gustado mucho. Te animo a darle una oportunidad!
Eliminar¡Nos leemos!