viernes, 11 de abril de 2014

[Página 42] Las ventajas de ser un marginado

Esta pareja, que según supe luego, era muy popular y estaba muy enamorada, entró a trompicones en mi cuarto y me preguntó si me importaba que lo utilizaran. Les dije que mis hermanos me habían dicho que tenía que quedarme allí, y me preguntaron si podían usar la habitación de todas maneras conmigo dentro. Dije que no veía por qué no, así que cerraron la puerta y empezaron a besarse. A besarse desenfrenadamente. Después de unos minutos, la mano del chico trepó bajo la camisa de la chica, y ella empezó a protestar.
-Venga, Dave.
-¿Qué?
-El niño está aquí.
-No pasa nada.
 Y el chico siguió subiéndole la camisa a la chica, y por mucho que ella dijera que no, él continuó. Después de unos minutos, ella dejó de protestar, y él le quitó la camisa, y ella llevaba un sujetador blanco de encaje. Sinceramente, llegados a este punto yo ya no sabía que hacer. Enseguida él le quitó el sujetador y empezó a besarle el pecho. Y después le metió la mano dentro de los pantalones y ella empezó a gemir. Creo que ambos estaban muy borrachos. Él intentó quitarle los pantalones, pero ella empezó a llorar muy fuerte, así que fue a por los suyos. Se bajó los pantalones y los calzoncillos hasta la rodilla.
-Por favor. Dave. No.

Pero el chico le dijo suavemente lo guapa que estaba y cosas así, y ella agarró el pene con las manos y empezó a moverlo. Ojalá pudiera describirlo un poco mejor sin usar palabras como pene, pero es que en realidad fue así.




Ya se que esta vez ha sido un poco grosero, pero la página 42 es la página 42 jajaja

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